Quien no lo sepa ya lo aprenderá de prisa:
la vida no para, no espera, no avisa.
Inoportuna - Jorge Drexler
'Quien no lo sepa ya lo aprenderá de prisa'... y vaya que lo estoy aprendiendo. Cuando el cuerpo grita no queda otra opción que escucharlo, y se encarga de que así lo hagas. Pareciese que él si se percata de la vida, más allá de lo que nuestra mente insiste en filtrar. Si esta maravillosa estructura que nos sostiene decide por nosotros, es porque nuestra alma necesita liberar su aprisionante existencia, la que hemos creado al vivir deprisa, al no parar a observar el paisaje, al cegarnos del mundo que nos debiese llenar el corazón de recogijo, aunque nosotros lo queramos teñir todo bajo el manto de una absurda realidad material que se pinta de colores más importantes. ¿Importantes para quién? Para nosotros, para el prójimo, para continuar en la carrera del saber, la competencia por figurar, por demostrar una falsa superioridad que necesitamos para sentirnos seguros. Pero esta seguridad desaparece en cuanto logramos nuestro objetivo, y entonces vuelve a aparecer la soledad de nuestra alma. Nuestro cuerpo batalla por nuestra salud espiritual, y parece que nosotros mismos somos su peor enemigo.
¿Cómo puede existir tanta contrariedad en nuestra misma existencia?
¿En qué momento de nuestra existencia se separó de tal manera nuestro ser, que ya no nos reconocemos ni a nosotros mismos?
Quiero conversar con los involucrados en esta pugna, lograr una tregua. Hacerlos ver que la lucha tiene que ser para escucharse, para encontrar un horizonte en común. Una vez que desaparezca el velo que tiñe su visión, podremos todos juntos ser partícipes del maravilloso milagro que significa estar realmente vivo, en cuerpo y alma.